martes, 21 de abril de 2009

El que avisa no traiciona

No podría hacerlo nunca, ni siquiera si me pagaran, no había ninguna posibilidad de que yo lo hiciera. No tenía miedo, no era porque no me atreviera ni siquiera se debía a una cuestión de principios. No podrían decir de mí que no lo íntentara, sería una absurda mentira si me señalaran como uno de los que abandonan. No señor!! eso nunca!! abandonar no figuraba en mi diccionario; sin embargo bien adentro lo sabía. Nunca podría. Por mas intentos que hiciera, por más intenso que fuera mi mundo, por mas hazañas que planeara, por más locuras que intentara; yo lo sabía. Nunca, y eso significaba jamás, podría hacerlo. Asi fué como seguí simulando que intentaba para los que esperaban algo de mi, continué con la farsa como si yo también estuviera convencido. Nadie, nunca, pareció notarlo. Sin embargo, para estar tranquilo con mi conciencia, deje un escueto testimonio en el reverso de la tapa dura de una edición de "Palmeras Salvajes" del gran Faulkner. Con mi letra de siempre me confesé, para que mi conciencia no me juzgara. "Nunca escribiré como Hemingway"