lunes, 17 de septiembre de 2018

¿Es importante saber lo que piensan los demás?


Hoy más que nunca creo que no. 
La lógica indica que para construir nuestras opiniones, relaciones y perfiles de consumidores en un negocio cualquiera,  si es importante saber lo que piensa los demás, lo que sienten los otros, pero en estas épocas de redes sociales y tecnología de las comunicaciones, grupos de whatsapp, facebook, instagram y twitter la sobreabundancia de opiniones ha desvirtuado todo.
Quiero reflexionar aquí no del conocimiento de las opiniones de grupos de consumidores ni potenciales clientes, quiero pensar sobre las relaciones interpersonales mas simples.
Antes de todos los espacios de “encuentro y relación” antes mencionados la comunicación con pares era uno a uno, a lo sumo se desenvolvía en pequeños grupos, pero siempre era de uno a otro, de uno a varios en un ámbito determinado y motivado por la curiosidad o la consulta o el devenir de una conversación. ¿Qué pensas de tal cosa? “Yo creo que esto es así…” y situaciones por el estilo. Distinto era el caso de oradores, políticos, comunicadores, que como hoy, tienen y tenían un espacio desde donde se “esperaba” de ellos una comunicación de sus pensamientos, opiniones y pareceres. Las redes sociales y los medios de comunicación instantáneos en un modo “grupal” han cambiado el paradigma llevándolo a un lugar en donde “todos tenemos derecho a expresarnos” sin importar lo que digamos y ahí creo que radica el inicio de mi reflexión. Es como si la disponibilidad del espacio nos pidiera a gritos que lo “llenemos”, esto no busca cuestionar el contenido de lo que cada uno opina sino que pretende analizar la importancia para el otro, el receptor involuntario, el que no consulto ni pidió saber. ¿Es necesario exponerse a recibir tanta información no deseada? Lo primero que viene como respuesta es que si “estas” en ese medio, red o grupo tenes que “aceptar” lo que “viene” en el. Ese razonamiento puede tener algún grado de razonabilidad, sin embargo no es completamente justo o correcto. Uno puede estar en una red o un grupo con el objetivo de participar en determinados aspectos, con foco en alguna actividad o “cosa” que lo justifique como amalgama pero eso no significa, o creo yo al menos, no implica que todo lo que circule allí sea atinado, procedente, inteligente ni esperable.
Para tratar de cerrar el concepto, creo que el mayor problema viene de parte de la sobreabundancia y la excesiva presión que el medio de comunicación ejerce y a la vez posibilita. La opción de opinar o dar a conocer un pensamiento no es obligatoria de por sí se presenta como un deber, como una necesidad innecesaria.
La cuestión se complica cuando nos invaden pensamientos, opiniones y pareceres sobre temas que nadie pidió. ¿Es realmente necesario que yo conozca el pensamiento de alguien respecto a un tema político o moral o hasta social en un grupo de whatsapp que no tiene ese fin inicial? ¿Es importante para mí el leer en un muro de facebook la problemática psicológica de alguien reflejada en su opinión sobre la situación económica, religiosa o política del mundo? ¿Para qué me sirve tener a mano, redes mediante, la ideología de una persona a la cual en otra circunstancia no le hubiera consultado jamás su posicionamiento frente a nada? Teclado mediante, pantalla de por medio la compulsión por dar una opinión sobre todo es, a veces, complicada de manejar. Hay quienes encuentran una forma de llevar adelante en equilibrio inestable eso y quienes sucumben a la creencia de que decirnos y contarnos cosas que jamás les consultaríamos es un derecho inalienable.
Sin lugar a dudas la información es hoy en este mundo mercantilizado y globalizado de acciones inmediatas, la mercancía, el bien más importante de que disponemos pero deberíamos analizar si todo lo que nos cruza es información, si todo lo que recibimos es pertinente y más aún hasta donde estamos dispuestos a “recibir” ese flujo de ideas, pensamientos, reenvíos y opiniones que nos llegan.
Debe haber un espacio intermedio en donde podamos “existir” sin estar expuestos a opiniones no solicitadas pero eso seguramente depende de quienes emiten y quienes reciben más que del medio mismo.
Incluso estas líneas, que nadie pidió, son una paradoja en sí mismas….