Sabes lo que me dijo el día que nos conocimos?
Ni idea… Te pregunto por tu trabajo? Habló de tus amigas, de tus ojos, de tu sonrisa, de tus ideas…?
No, peor, fue directo, casi obsceno…destruyo en 3 palabras una relación que podría haber llegado algo mas allá del primer sobrecito de edulcorante en nuestro primer café juntos…
Que te dijo Gabi? Contame…
Se presentó, nos sentamos en la mesa y antes de que pidiera mi capuchino me dijo su nombre y despues de decirme quien era, de donde me conocía y cosas por el estilo; le acercó un fosforo a mi mal humor cargado con nafta. "sabes que si hay algo que tengo...es onda”. lo dejé hablar, lo mire y le dije… pero conciencia de lo que decís, no!
relatos cortos, historias, ideas, pensamientos, cuentos, breves
viernes, 12 de junio de 2009
Tiro Bajo
Ese gordo es enorme, se mueve como si rodara pero llega a todos lados…
Dejamelo a mi que lo voy a buscar bien abajo, si le vas arriba estas liquidado. Se confió el sapo.
Abajo donde si no tiene cintura!! Me reí mientras me ponía el protector bucal de nuevo.
El arbitro llamo al segundo tiempo y cada uno volvió a su puesto en la cancha, que esa tarde estaba especialmente polvorienta, la sequía y el viento habían hecho que un polvo en suspensión flotara sobre el rectángulo sumiéndonos a todos en una extraña nube rojiza que no desaparecía nunca.
La salida fue larga al fondo y desde allá empezó a atacar el fullback, se coló entre las marcas hasta casi llegar a mitad de cancha, por ahí lo pararon en seco con un tackle de esos que están al borde de caerse del reglamento, sin embargo pudo dar la pelota. Nuestros forwards volvían del otro lado de la cancha después de haber quedado mal parados por la corrida del fullback de ellos. El que tomo la pelota avanzó apenas unos metros y cayó pesado, como si los pies se le hubieran olvidado en la linea de 22. Rebotó y en el mismo impulso pudo cubrir la pelota. Estaba ahí y como siempre no pudo evitar la tentación de anotarse con un penal de aquellos. El eléctrico saltó sobre ese rock que ya tenía forma de montaña y manoteo al medioscrum y a la pelota como si fuera un arquero de futbol cortando un centro. Varios gritos quejándose, insultos y dos trompadas lo recibieron del otro lado. En el mismo instante el arbitro pitó y marcó. Se levantaron todos y desde el piso el eléctrico empezó una discusión que ya estaba perdida. Fue penal? Preguntó gritando, desafiante como si la razón que estaba por invocar estuviera oculta en algún lado y todos estuviéramos por descubrirla. Penal, no…penalazo!!! Le grito en la cara. No hicimos ni dijimos nada porque era indefendible por donde se lo mirara, quizás si le hubiera puesto una amarilla le hubiéramos agradecido también.
Estábamos en las 5 nuestras y la posición era muy complicada, no quedaba mucho tiempo, ganábamos por 3 y seguramente la pelota se la iban a dar al gordo para que entrara con todo lo que se pusiera delante en el ingoal.
Se formaron para hacer alguna de esas jugadas de penal que se entrenan en la semana y nunca resultan en los partidos, frente al gordo pusimos al sapo que todavía seguía esperando la oportunidad para “atarle los cordones”.
Abrieron, dos pases y la pelota al gordo, que entró sesgado, ya habíamos salido todos a marcar y el sapo se lo encontró casi de frente. Trató de tomarle las dos piernas pero se hizo imposible por esas cosas que tiene la materia y la física. El gordo siguió avanzando como si nada hasta que el sapo ajustó el abrazo y lo tomó del pié. Eso le quitó velocidad y casi lo frena. Kike y el bañero lo agarraron arriba para terminar de doblarlo y devolverlo al lugar desde donde había venido. Se le cayó la pelota y desde algún lado ,que era difícil distinguir, se escucho el silbato del arbitro cobrando de nuevo.
Para nosotros ,pensé. Tackle alto, dijo. Lo queríamos matar. El sapo se levanto del suelo y se le paro al frente buscando una explicación. Alto que? Si le ate los cordones, gritó.
Tackle alto del señor, dijo apuntando acusador al bañero.
Nos fuimos otra vez hasta la linea del ingoal esperando la misma jugada otra vez. No nos equivocamos, el gordo de nuevo, enorme, macizo, rustico, lanzado con la pelota entre las manos a conquistar nuestro espacio. El sapo salió aún mas decidido y le comió los tobillos con sus brazos para que esta vez si, la mente dominara a la materia y esas piernas monolíticas se juntaran y trabaran en un mismo acto. Cayó pesado, inevitablemente y la pelota le explotó en el pecho saltando despavorida para un costado. Knock on. Pelota nuestra y partido casi terminado. El sapo se levantó del suelo y se sacudió la tierra sobradoramente, como diría Soriano, mientras le palmeaban la espalda y lo felicitaban camino hasta la punta para encontrarme y dandome un abrazo me dijo entusiasmado y excitado mientras hacia lo que podía para no escupir el protector…que te digo siempre Mono? Andale abajo!!!
Dejamelo a mi que lo voy a buscar bien abajo, si le vas arriba estas liquidado. Se confió el sapo.
Abajo donde si no tiene cintura!! Me reí mientras me ponía el protector bucal de nuevo.
El arbitro llamo al segundo tiempo y cada uno volvió a su puesto en la cancha, que esa tarde estaba especialmente polvorienta, la sequía y el viento habían hecho que un polvo en suspensión flotara sobre el rectángulo sumiéndonos a todos en una extraña nube rojiza que no desaparecía nunca.
La salida fue larga al fondo y desde allá empezó a atacar el fullback, se coló entre las marcas hasta casi llegar a mitad de cancha, por ahí lo pararon en seco con un tackle de esos que están al borde de caerse del reglamento, sin embargo pudo dar la pelota. Nuestros forwards volvían del otro lado de la cancha después de haber quedado mal parados por la corrida del fullback de ellos. El que tomo la pelota avanzó apenas unos metros y cayó pesado, como si los pies se le hubieran olvidado en la linea de 22. Rebotó y en el mismo impulso pudo cubrir la pelota. Estaba ahí y como siempre no pudo evitar la tentación de anotarse con un penal de aquellos. El eléctrico saltó sobre ese rock que ya tenía forma de montaña y manoteo al medioscrum y a la pelota como si fuera un arquero de futbol cortando un centro. Varios gritos quejándose, insultos y dos trompadas lo recibieron del otro lado. En el mismo instante el arbitro pitó y marcó. Se levantaron todos y desde el piso el eléctrico empezó una discusión que ya estaba perdida. Fue penal? Preguntó gritando, desafiante como si la razón que estaba por invocar estuviera oculta en algún lado y todos estuviéramos por descubrirla. Penal, no…penalazo!!! Le grito en la cara. No hicimos ni dijimos nada porque era indefendible por donde se lo mirara, quizás si le hubiera puesto una amarilla le hubiéramos agradecido también.
Estábamos en las 5 nuestras y la posición era muy complicada, no quedaba mucho tiempo, ganábamos por 3 y seguramente la pelota se la iban a dar al gordo para que entrara con todo lo que se pusiera delante en el ingoal.
Se formaron para hacer alguna de esas jugadas de penal que se entrenan en la semana y nunca resultan en los partidos, frente al gordo pusimos al sapo que todavía seguía esperando la oportunidad para “atarle los cordones”.
Abrieron, dos pases y la pelota al gordo, que entró sesgado, ya habíamos salido todos a marcar y el sapo se lo encontró casi de frente. Trató de tomarle las dos piernas pero se hizo imposible por esas cosas que tiene la materia y la física. El gordo siguió avanzando como si nada hasta que el sapo ajustó el abrazo y lo tomó del pié. Eso le quitó velocidad y casi lo frena. Kike y el bañero lo agarraron arriba para terminar de doblarlo y devolverlo al lugar desde donde había venido. Se le cayó la pelota y desde algún lado ,que era difícil distinguir, se escucho el silbato del arbitro cobrando de nuevo.
Para nosotros ,pensé. Tackle alto, dijo. Lo queríamos matar. El sapo se levanto del suelo y se le paro al frente buscando una explicación. Alto que? Si le ate los cordones, gritó.
Tackle alto del señor, dijo apuntando acusador al bañero.
Nos fuimos otra vez hasta la linea del ingoal esperando la misma jugada otra vez. No nos equivocamos, el gordo de nuevo, enorme, macizo, rustico, lanzado con la pelota entre las manos a conquistar nuestro espacio. El sapo salió aún mas decidido y le comió los tobillos con sus brazos para que esta vez si, la mente dominara a la materia y esas piernas monolíticas se juntaran y trabaran en un mismo acto. Cayó pesado, inevitablemente y la pelota le explotó en el pecho saltando despavorida para un costado. Knock on. Pelota nuestra y partido casi terminado. El sapo se levantó del suelo y se sacudió la tierra sobradoramente, como diría Soriano, mientras le palmeaban la espalda y lo felicitaban camino hasta la punta para encontrarme y dandome un abrazo me dijo entusiasmado y excitado mientras hacia lo que podía para no escupir el protector…que te digo siempre Mono? Andale abajo!!!
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