US1 al sur. Bajando por esa ruta que tanto me gusta. Siguiendo el recorrido serpenteante de esa lengua gris flotante. Se empecinan de la mano de la ingeniería en unir como en un bordado exótico los pequeños cayos. Islotes, pequeños, apenas vivos pretenden haber sido como dados arrojados al azar que emergen de ese Atlántico siempre verde.
La ruta es exquisita en sí misma, puede ser el entorno, puede deberse al sentido extraño de circular sobre el mar. La verdad es que no puedo hacerme una idea apropiada, razonable, que medida y calculada me dé una respuesta concreta…simplemente no puedo evitar esa sensación de liberación cuando la recorro. La salida desde Miami, y los primeros kilometros del paseo, siempre son un poco decepcionante para el que no conoce; porque las promesas para lo que viene son tantas que la montaña de cemento, negocios feos y autos puede hacer que el desprevenido desista. Fuerza!! Vamos…como siempre lo mejor esta por venir.
En mi caso, recomendaría que intentaran lo mismo, el paseo siempre empieza con un objetivo planteado: Key West. Pero…a veces…no es posible llegar; sin embargo no importa dejar a Key West sin la visita prometida (no porque no este a la altura de la expectativa), el paseo es una recompensa en si mismo.
El camino tiene la característica de ser el único y eso lo hace tan especial. Los autos vamos todos a un mismo ritmo, a una misma velocidad, sin mucho espacio para pasarnos, para apurarnos de más. Eso mismo hace que no queden alternativas. Hay que mirar, observar, detenerse, asombrarse y compartir.
Los cayos se suceden uno tras otros con intervalos de mar perfectamente definidos: Key Largo, Islamorada, Maratón, Lower Keys y Key West. Cada uno es especial en su estilo pero el verdadero protagonista es el mar. Personalmente destaco dos. Islamorada y Key West. Hay muchas opciones para hacer un pequeño intervalo en el viaje y entrar en comunión perfecta con el atlántico. A mi entender las mejores opciones tienen que ver con que se quiere hacer y cuanto tiempo se tiene.
Cuando la idea es relajarse, comer algo y pasar el día la opción más tentadora es Pelican Cove Resort. Un pequeño resort de frente al mar con piscina, palmeras, restaurante y bar haciendo su parte en el sueño caribeño de este destino que no es pero quiere ser. El lugar esta bastante bien desarrollado y se puede acceder para alojarse o solamente para pasar un rato.
Si la que se busca es un buen lugar, natural, placentero y diferente donde pasar un buen rato haciendo algo…o nada; la alternativa es Anne´s Beach. Este lugar es una playa pública con un pequeño estacionamiento gratuito. Allí podemos dejar el auto un buen rato, bajar al mar increíblemente tibio, internarnos en el agua sin que nos supere nunca más allá de la cintura, en un escenario rodeado de manglares. En esta misma playa es posible caminar por pasarelas de madera que recorren la costa entre la vegetación y los mangles para aprovechar aún más la parada y el tiempo. Vale la pena estirarse en el recorrido, agregar un trayecto que seguramente tendrá recompensa…El viaje sigue… o nó.