Su poder hipnótico, a eso se lo atribuyo.Lo pensé bastante, lo medité, lo repensé y repase cien veces la escena, losmovimientos y las circunstancias; hasta concluir que la culpa – ciertamente- noera mia. La culpa, la culpa toda era del Océano Indico. Para que se entienda deque hablo y se interprete lo que digo voy a contar la historia.
Estaba instalado en un pequeñísima isla en un atolón remoto de las Islas Maldivas, ese día como tantos otros estababuceando en uno de los cientos de lugares que rodean a Alimatha (la isla a laque me refería antes). Curiosamente y como dato anecdótico, el centro de buceode la isla estaba dirigido por dos enormes alemanas que imponían el rigorteutónico a todos los que pretendíamos explorar el mundo submarino que tenían a su cargo. El asunto es que ya habíamos hecho varias inmersiones en la zona, endiferentes días y horarios y en todas y cada una la maravilla del mundo submarino se iba incrementando. He buceado en muchos lugares pero claramente de los que conozco el indico, y especialmente en Las Maldivas, se lleva todas las medallas, palmas y palmadas por el mas hermoso paisaje viviente. Una vida tan abundante y rica que parece la onda expansiva de una milenaria explosión decolores, formas y caprichos de la naturaleza. Hay tanto para ver, tocar,descubrir, asombrarse y sentir…que por momentos confunde los sentidos. No hay espacio para abstraerse porque la vida de ese ecosistema es tan prolífica, tanabundante y única que solo podría imaginar una situación semejante vaciando todos los estanques del acuario que imaginen de la ciudad que quieran en la mismísimapileta del patio de cualquiera de sus vecinos. Asi estaba entonces, recorriendo el fondo de ese mar, en un paseo que había comenzado zambulléndonos desde la cubierta del barco de madera que nos llevaba y traia; sumergiéndonos unos 25metros, lo que realmente no era importante, hasta lograr permanecer flotando a50 centimetros del fondo, sin tocar nada pero sintiéndolo todo. Corales,esponjas, arena, piedras, langostas, morenas, payasos, leones…peces y máspeces. Del color que uno pudiera imaginar, del color que tus ojos imaginencuando los cierres.
Retomando la historia entonces, ahí estaba yo. Paseando con los sentidos inundados de ese mundo, buceando tranquilo buscando la próxima sorpresa cuando después de un buen rato, unos 40 minutos,recordé que aunque lo lamentara no pertenecía a ese mundo calido, transparentey acuoso. Mi vida estaba arriba y mas importante aun, necesitaba algo que ahí abajono podía conseguir: aire. Hice entonces lo que todo buzo debe hacer variasveces en cada viaje, chequee mis instrumentos y me di cuenta que culpa delIndico hipnotico me encontraba a 10 metros de la superficie y me estaba quedando sin aire. Decidí tosudamente que no iba a retirarme tan fácilmente y entonces busque la solución. La encontré muy rápidamente en el segundoregulador de Eugenia. Muchos equipos de buceo tienen dos mangueras y dos reguladores, uno para el buzo que lleva ese equipo y otro para emergencias opara gente que como yo, se niega a subir a la superficie aun cuando no tiene mas aire que respirar. Volviendo al asunto, me encontraba entonces 10 metrosbajo el océano indico empecinado en no retirarme tan rápidamente y seguir disfrutandode ese increíble paseo. Por culpa del poder hipnotico, repito, del OceanoIndico tome el regulador nuevo y me quite de la boca el mio. Hice lo que todo buzo debe hacer y me quede con los pulmones llenos de aire para poder con unpotente soplido sacar el agua acumulada del nuevo regulador cuando me lo pusiera en la boca, para no cometer la tontería (peligrosa) de aspirar agua envez de aire. Asi fue que cumpli con los todos los pasos excepto con el defijarme que me ponía en la boca el regulador al revés. Sin darme cuenta delerror expulsé todo el aire que tenia esperando vaciar de agua el equipo pero como estaba al revés el efecto fue nulo. El agua seguía ahí. Resultó entoncesque estaba 10 metros bajo el Indico, rodeado de la belleza mas hermosa pero…sin aire que respirar. Esta vez no hice lo que todo buzo debe hacer en una situación similar, que es simplemente pensar para presionar una valvula que libera aire apresión y te permite retomar la respiración. No, no…culpa de ese poder hipnotico del que hablaba al principio me quede mirando sin pensar y emprendí repentinamente la mas veloz y audaz carrera de mi vida hacia la superficie. Recuerdo que llegue arriba y todo lo que vi, el cielo, el mar, las olas, el barco,estaban completamente teñidos de rojo…fue solo un instante hasta que recupere los colores y el aliento. Me quede flotando, respirando agitado, pensando, ahora si, porque me había pasado esto. Un par de minutos después la guía alemana apareció en la superficie, indignada. Empezó a gritarme en ingles, a decirmeque estaba loco, a insultarme y reprocharme enojada. Yo seguía pensando y ella seguía gritando, entonces deje de escuchar los gritos y lo vi claramente…la culpa de todo era de ese increíble Oceano Indico. Nade hasta el barco, subí y me asegure de que mañana volvería aunque ella me siguiera gritando.
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