No hay ninguna posibilidad de que un tackle se convierta en otra cosa mas que una forma de detener el tiempo, no es posible que una patada a cargar no produzca el efecto devastador de un misil sin dueño, es improbable que el mismo choque de hombros y caderas se lleve por segunda vez los mismos moretones.
Si el try no valiera nada probablemente sería lo mismo porque no hay razón más justificada, para ir hacia delante, que saber que nunca se llega.
Así como ese pateador solitario espera que la fortuna, el viento, el talento y las ganas le pongan un rumbo concreto a la pelota para que el jurado lo declare inocente; el pilar espera que no lo hagan correr de nuevo hacia atrás, que no tenga que desandar los pasos que tanto esfuerzo le costaron y que puede ver que se descosen uno tras otro como si alguien tirara de un hilo transparente cada vez que la pelota se pierde. Hace mucho que ya no veo rugby, aprendí a mirar lo que hay detrás.
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